Aunque hemos tenido una temporada sin actividad, por cuestiones técnicas y administrativas, estamos de nuevo en marcha.
Esperamos vuestros textos en las condiciones que se indican.
Gracias a todos los miembros de Netwriters

jueves, 15 de diciembre de 2011

— COSAS QUE HAN PASADO EN POCO TIEMPO — POR MANUEL MARTÍNEZ-CARRASCO

¿Qué más da lo que pienses
Si te discuto el centro del olvido?

Hoy hay una noticia
colgando como un epitafio
en el libro estancado de mi asombro.
Y miles de muertos ahogados.

Por eso no te hablo esta noche
y dejo que pasen las horas
hasta que pase la hora del frío de mis pies.

Por eso me callo.

Porque cada cuerpo arrastrado en el mar
es un despojo, lo mismo que yo
y no quiero verme.
Lo mismo que
cada grito es una herida
y no quiero oírlo.

Por eso no ando.
Porque cada miembro inferior amputado
son mis manos inertes
mis pies que se enredan contigo de noche
sin otra intención.

Por eso recojo las velas
en medio de este naufragio.

Y también, por eso,
me quedo encendido en medio de este silencio
colmando la noche, pensando
que todo no es más que un mal sueño.
Un sueño que acaba si tú me despiertas a besos
o bien me despierta un café suficiente
que aleje tu sueño.

Por eso me quedo en la cama durmiendo
vaya a ser que esta vez
mi sangre no caiga rodando en la alfombra
inútil
vertida por ver si tu sangre
se cambia de bando y se viene conmigo
se siente caliente metida en mi cuerpo
y empieza a labrar el futuro
después de enterrar tantos muertos
que llevas prendidos
como un relicario en tu piel.

martes, 13 de diciembre de 2011

— MADRUGADA — POR ANA LEMA

Dirimiéndose la sesera, dale que dale por los laberintos de la razón entre nosotros,
su debilidad por la orfandad perpetrada, y llegar al equilibro cuesta azul ultramar,
para tonos más cálidos, el mar.

... Anacrónica sucesora de María Antonieta, menos sangre, más metáfora pero a final de cuentas no tan distintas...

Madrugada entre la espada y Tánatos seductor afanoso, a más no poder.


http://entreambasaguas.blogspot.com/

domingo, 11 de diciembre de 2011

— YO TAMBIEN VIVO EN EL SOL — POR NIEVES ALVAREZ MARTÍN

Yo también vivo en Sol,
he montado una tienda transparente
junto al color cristal de “spanish revolution”
en la búsqueda cierta de otra forma de ser,
en el labio partido, la palabra sencilla,
el compromiso audaz y generoso,
la forma más primaria de soñar.

Yo también vivo en Sol,
he dejado la dulce somnolencia,
el consumismo inútil,
las propuestas hipnóticas de la televisión,
los productos que intentan anular mi conciencia
y la apatía impuesta por quienes no desean
que sepa lo que pasa
en las inmediaciones del poder.

Yo también vivo en Sol,
¿en dónde vives tú?

http://laspalabras-nalmar.blogspot.com/

www.nievesalvarezmartin.com

viernes, 9 de diciembre de 2011

— NATURALEZA MUERTA — POR DANILO MARTÍN GATTI

No era la primera vez que estaba en su casa, pero estaba seguro que sería la última.

Lo recuerdo hoy y puedo verlo con claridad, aquella claridad que nunca tuve estando a su lado.

No sé por qué, pero siempre que la recuerdo, recuerdo humo... recuerdo su figura transparente desvaneciéndose en el. Todo su hogar parecía estar cubierto de una espesa niebla, todo era gris. Al estar allí estaba siempre a punto de ahogarme, mi garganta se cerraba al extremo de no poder hablar y mis ojos comenzaban a llorar... vaya metáfora para nuestra relación. Ese día la distancia ya era insalvable, entre nosotros había un océano que ninguno podía, ni estaba dispuesto a cruzar.

Ella nunca levanto la mirada de la sucia evidencia del mediodía... y mientras fregaba esos platos con frenética virulencia, lo note...

Su pequeña cocina da a un patio, más pequeño aun... Ella adentro y yo afuera, en ese patio donde una hilera de plantas sin vida se preguntaban conmigo "¿Por qué?"
.
“Ni siquiera les da el sol” pensé y seguí mirando ese patio, pequeño, techado y lleno de plantas artificiales…. "Ya basta de metáforas" me dije a mi mismo...

Fue allí cuando me di cuenta... Tenía que dejarla.

Todavía estaba afuera cuando se lo dije, mejor dicho, cuando se lo notifique, porque fue frío y seco, como un policía leyendo los derechos a un criminal, como un verdugo anunciando tu final.

Su mirada, claro, permaneció en el mismo lugar, el cigarrillo que colgaba de su boca pareció caer pero se mantuvo. Solo se digno a correrse el pelo de su cara, coloco su brillante mechón rubio detrás de su oreja y le dio la pitada más larga del mundo a ese cigarro que encontró su final en la boca que alguna vez tanto deseé.

“Wow” pensé, “Es tan hermosa”

Descalza, con el maquillaje corrido por toda su cara, mal dormida, con los ojos como a punto de llorar y enfundada en una vieja remera mía que rezaba “Choose Life”, y aun así... “Dios, es tan hermosa”.

Tan solo dos palabras bastaban para definirla: Salvaje, arruinada…

Quizás, al fin y al cabo, solo eso nos mantenía unidos… Y hoy no éramos nada más que una postal algo que alguna vez fue.

Su cuerpo fotografía de un pasado mejor, su estado consecuencia de una vida anterior...

Y de aquello ya no quedaba más nada, tan solo una naturaleza que una vez fue salvaje y hoy está encerrada… hoy es artificial como ese patio… "Naturaleza muerta"...

“Debo dejarla… Debemos dejarnos” volví a repetirme.

Agarre mi campera y antes de irme, me beso en la mejilla… “Frío nuevamente”…

Ya ni sabia hace cuanto no nos besábamos, ya ni sabia hace cuanto no me miraba directo a los ojos... Por un momento titubeé, quise volver sobre mis pasos y abrazarla... pero tome una inusual bocanada de coraje... y salí de ella para siempre.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

— DIÁLOGO — POR MIRIAN CALORETTI CASTILLO

Dialoga el silencio de la espera
el susurro de la noche
la leve sonrisa de la mañana
hablan como la primera vez
sin lengua ni noción
sin consuelo del otro
siente desde lejos
en su sensitiva lozanía
que ama a esa rara gaviota
se abre diálogo
de cielo y mar
de olas que sonrojan
bullen las espumas
en las entrañas
ya no es necesario
fetichizadas palabras
bañada la tierra
se abrazarán los vientos

lunes, 5 de diciembre de 2011

— DOS POSTALES DEL OCASO I. CAÍDA DE LA TARDE— POR ALEJANDRO FÉLIX RAIMUNDO.

Los colores se pelean
por una porción del cielo
como las hambrientas hienas
se disputan un cadáver
y en el ocaso confuso
son los múltiples matices
que la tarde nos ofrece
ambiciosos generales
que luchan con valentía
por el imperio del día
llenando el cielo de sangre.

sábado, 3 de diciembre de 2011

— ENSAYO — POR JUANA CASTILLO ESCOBAR

- Está usted despedido –atronó la voz del hombre-. Puede largarse. ¿Qué viene ahora?

- La escena primera del Primer Acto –se le oye decir a la asistente con un hilo de voz.

- Esperemos que éstos sean mejores… ¡Veo que no estrenamos “La separación de Ramírez” en la vida! ¿Tan difícil es ser un poco congruente? ¿Saber actuar…?

Desde el escenario se escuchan toses. El director toma asiento. Abre el texto y, con un movimiento de brazo, indica a los dos actores que pueden comenzar su representación. Lee entre dientes y observa, es como si tuviera cuatro ojos.

ESCENA PRIMERA. Entre dos luces. Un despacho lleno de humo. Una mesa de madera negra, lo más parecido a un viejo escritorio castellano sobre el que hay pliegos de papel, proyectos, un antiguo teléfono de baquelita. Dos hombres en el escenario. Uno, grueso, sentado, mira uno de los pliegos de papel, fuma un enorme y caro habano. El otro, delgado, casi transparente, de voz chillona, está de pie.

DON EUGENIO.- Vamos, vamos, Ramírez… ¡He visto muertos con más sangre que usted!

RAMÍREZ.- Es que, don Eugenio, no creo merecerme esto.
DON EUGENIO.- ¿El qué? ¿Su despido?

RAMÍREZ.- Claro, ¿qué si no?

DON EUGENIO.- Pero, Ramírez, ¿usted cree que estos planos son de recibo?

RAMÍREZ suspira con indolencia. Se restriega las manos con fuerza, como si las tuviera heladas. Intenta sonreír. Mueve la cabeza hacia la derecha, para apartar el flequillo que le cae, rebelde, sobre los ojos.

DON EUGENIO se repantinga en el sillón, da una larga calada al puro. Le echa el humo a su interlocutor que tose con cautela.

DON EUGENIO.- Ramírez, últimamente está usted en muy malas condiciones.

RAMÍREZ.- Comprenda… Desde que me separé…

DON EUGENIO.- Ya… Desde que se separó sólo piensa en muslos y pechugas. Porque, Ramírez, esta columna no me negará que es una pierna, hermosísima, pero una pierna de fémina. Y este adorno en la cornisa un pecho con todas las de la ley. Y no le digo lo que ha puesto sobre la entrada principal porque, porque…

RAMÍREZ avanza hacia el escritorio. Actitud humilde. Intenta girar la butaca de cuero para sentarse frente al hombre grueso, su jefe. Quiere justificar sus lapsus a la hora de proyectar el nuevo edificio. Sabe que es un gran arquitecto y desea hacerle saber que no volverá a ocurrir, sólo que ahora pasa una mala racha.

Pero, el hombre delgado calcula mal el espacio. Intenta tomar asiento, tal y como está escrito en el texto. Sin saber cómo, el brazo del sillón, lo más parecido a una hoja de acanto en forma de garra, se le hinca en sus partes. El dolor hace que se enrosque y exclame saliéndose del guión: ¡Dios, me he cascado los dos!

- Tío, que eso no está escrito… -añade el otro en voz baja.

- ¡Y a mí qué! –Jadea. No puede respirar. Le dice-: Si te los hubieras dejado tú en mi lugar… Me gustaría verte. Seguro que pegabas saltos como un canguro.

- Venga, sigue, que se nos va a jo…

- Que se joda lo que sea. Yo sí que lo estoy. ¡Dios, cómo duele! Se me acabarán saliendo las yemas por la boca; las siento en la garganta…

- Vamos, hombre, resiste… Es la mejor comedia que nos ha salido en meses…

El otro no hace caso de las palabras de su amigo. Continúa con sus quejas:

- Para colmo esta peluca llena de piojos…. ¡Me están comiendo vivo! Vaya atrezzo… –el hombre delgado se la quita y la tira sobre la tarima del escenario. Se rasca con avidez la calva que le brilla bajo los focos.

Desde el patio de butacas, una voz grave, estentórea, grita: Ustedes dos: quedan despedidos. La asistente se encoge en su asiento.

Masculla: Como éste siga así desbarata la compañía en pleno. Y a estas alturas a ver dónde vamos a buscar... La voz del director, airada, corta su pensamiento. Sólo se le oye a él: Venga, que pasen los suplentes. No he tenido que aguantar a unos actores tan indisciplinados, tan malos, en todos los días de mi vida. ¡Porca miseria!


Juana Castillo Escobar – Blog: http://anauj-perlasdeluna.blogspot.com

jueves, 1 de diciembre de 2011

— EL PIANISTA — POR FEDERICO RODRÍGUEZ

François Bacculard era un tipo refinado, culto a pesar de su origen humilde. Con mucho esfuerzo había conseguido completar los estudios de piano, y ahora que la prestigiosa Real Academia de música de París acreditaba su condición de maestro, suponía que encontraría trabajo sin dificultad.

Tal vez podría conseguir sustento bajo la protección de un rico burgués, en una de esas familias repentinamente favorecidas. Porque no dejan de ser plebeyos que esconden, tras gruesos muros, a jovencitas que necesitan con urgencia formación en habilidades sociales, para que puedan permanecer con éxito en sociedad y, por añadidura, disfrutar de sus ventajas.

—Dime que me amas… —susurró una bella señorita de pelo castaño, más con los ojos entornados que con los labios.

El pianista forzó una sonrisa tímida a modo de respuesta, y se sentó en el escabel del piano con evidente incomodidad. Carecía del atractivo que podría provocar tales reacciones en las damas, y el virtuosismo de su arte todavía no era del dominio público.

—Dime… que no puedes dejar de pensar en mí… —insistió una joven de cabello anaranjado, entre risitas irregulares.

François Bacculard, sin despegar los labios, respondió frunciendo el ceño. Había escuchado rumores de que Antoine “Le rouge”, un pobre desgraciado que abandonó la academia, había conseguido encandilar a la baronesa de Vichy y que a pesar de tener los estudios incompletos, ejercía como profesor privado de música; que dormía en los cuartos de servicio, y hasta disfrutaba de los favores de alguna descocada sirvienta.

¿Por qué razón no habría de conseguirlo él, que estaba mejor capacitado, que sus modales y conversación eran exquisitos?

—Acaso… ¿no somos hermosas, apetecibles a la vista, y que no dejarías, por lo tanto, de mordisquearnos con los ojos? —se interesó un ángel de cabellos dorados, mientras apoyaba un pie diminuto sobre el teclado, mostrando intencionadamente un tobillo y un poco más.

Tal vez quien necesitaba ejercitar habilidades sociales era el propio François Bacculard: apenas había tenido tiempo para vivir de tanto trabajar, estudiar y practicar con el piano. Le resultaba tan difícil responder a la muchacha, sin que pudiera ofenderla con adulaciones improvisadas o todo lo contrario, con frías palabras que menospreciaran a tan encantadoras jovencitas; que prefería permanecer en silencio, con el objeto de no comprometer su puesto de trabajo.

—Dicen… —aseguró una joven que mostraba en un escote cuan generosa había sido la naturaleza con ella— que las manos de un pianista son capaces de acariciar de tal modo, que escriben poesía a través de los gemidos de su amada —añadió tomando la mano derecha de François con la clara intención de sosegar su agitado corazón con el tacto del apocado maestro.

Las demás jóvenes observaban con envidia contenida el atrevimiento de la muy dotada señorita. François Bacculard trató de serenar la respiración. Y con la mano libre que le quedaba se enjugó el sudor de la frente con un pañuelo.
—Ay por Dios… por Dios… —farfullaba ininteligiblemente el pianista.

—¿Quién podría conformarse con miradas inflamadas de pasión, si nuestras cinturas suspiran igualmente por caricias que sólo a ella vas a dar? —ronroneó con malicia la joven de pelo castaño, tomando la mano izquierda del pianista y dejándola petrificada en su cadera.

François Bacculard trató de averiguar si estaban solos en la sala, incapaz de retirar las manos de dónde las jóvenes tan solícitamente las habían dejado; presentía que las circunstancias habían comprometido en exceso su honor. Las muchachas parecían salidas del pincel de Herbert Draper, y permitían una experiencia de amor, todavía no sabía por la intercesión de qué antigua divinidad, que muy difícilmente se repetiría sin su influjo.

—¡Caballero! ¡Compórtese, por el amor de Dios! —gritó la madame irrumpiendo en la estancia— ¿No debería estar repasando las partituras?

Las chicas explotaron en un jolgorio de risitas y taconeos en un ir y venir por el escenario.

—¡En dos minutos abrimos las puertas del cabaret! —recordó la madame—. Hoy no quiero fallos en la coreografía, y tú, François, a ver cómo te portas en tu primer día de trabajo.

Fin

“…Ay por Dios… por Dios…”, seguía susurrando François Bacculard.


www.federos1969.blogspot.com

martes, 29 de noviembre de 2011

— EN ESPERA DE UN MAÑANA MEJOR — POR TELSA SALMONET

Por las calles van a cotidiano
los vivos moribundos con pasos solitarios,
con mirada vagabunda,
en espera de un mañana mejor,
y en espera de sentir menos dolor.
La vida que se agota a cada instante,
se queda hacia atrás a cada paso,
y sin poder disimular la tristeza en cada rostro,
éste cada vez luce más fatigado y sin frescura
como las hojas secas que caen en otoño y
que el viento se las lleva poco a poco.
Oh, la vida que con el tiempo, encuentra en el camino
desilusiones y sufrimientos, sin muchas veces
poder alcanzar del sol un rayo de calor,
sin haber encontrado sosiego a sus lamentos y
ni quien le dé el justo valor.

amiotteodora2@hotmail.com

telsasalmonet@gmail.com

domingo, 27 de noviembre de 2011

— ARCO IRIS — POR MARTHA DEL PILAR

Arco iris de color
me abriga con su
manto que está en
mi pero lo veo iluminado
en lo alto, luego se
refleja en una piedra
y yo me senté en ella
recibiendo el brillo
mi rostro
se ve en el cielo
que aparece y desaparece
pero está en mi
como la aurora
que ilumina mi alma
como un brillo
constante que veo
en el manantial
de agua cristalina
donde me veo
en compañía de mi
alma gemela que me ama
y me ilumina con su brillo
para ser dos almas
que caminan para vivir
y iluminar su destino.


Martha del Pilar
http://rodriguezmartha.blogspot.com/

viernes, 25 de noviembre de 2011

— DEL CUIDADO Y MANTENIMIENTO DE LAS LÍNEAS ELÉCTRICAS — POR VICTOR A. BUENO

El excremento de los pájaros
Sirve de vector transmisor
Para algunos ácaros
Y plantas aéreas

Como descendientes de los dinosaurios
Que son los pájaros
Ellos se permiten aun
Disturbar esta realidad

Que ahora solo pertenece
A los humanos
A su ciencia, magia y religión
Deduciblemente cierta

Un pájaro excreta
En una línea que lleva
La energía eléctrica
A un montón de máquinas perfectas

¿Entonces que pasa?
Con el tiempo
Sencillamente tenemos ahí
A otra colonia de plantitas parásitas

A otro montón de ácaros
Tratando de deducir
Su lugar en el universo
Y en su realidad eterna

Pero que jamás sabrán
De impedancia
De potencia
Ni de corriente eléctrica

Se recomiendan los medios mecánicos
Porque no es práctico fumigar
Para eliminar a las plantas parásitas
Que afean las líneas eléctricas


VABM 06 de mayo de 2011

http://vbueno.wordpress.com/2011/05/07/del-cuidado-y-…eas-electricas/

http://www.safecreative.org/buy/1105079155138

jueves, 24 de noviembre de 2011

— LOS APESTADOS — POR JOSÉ ANGEL ORDIZ LLANEZA

-Esas marquesinas siempre me recuerdan a las paradas de los autobuses. Hasta los apestados parecen estar esperando el bus de alguna línea.

-No disminuye el número.

-No. Y, mientras sigan existiendo personas así, gente que antepone el vicio a la salud, continuaremos lastrados por esos hombres y esas mujeres que llaman placer al vicio.

-Ahí, al menos, los tenemos localizados, y, llegado el caso, podemos proceder como anteriormente procedimos.

-Me acuerdo de una mujer… Me miró desde la marquesina, me detuve, la acusé. Era muy guapa.
Me sonrió y me contestó con el vicio en la mano que también yo tendría su mismo final antes o después, que no me hiciera ilusiones. Ella quizá moriría enferma, y yo sano tal vez, el peor modo de morir. Volvió a sonreír, señaló con el gesto hacia los humos de la industria química, añadió: Aunque dudo que alguien muera sano mientras ustedes se ocupen de las crías y cierren los ojos ante las madres.

-Los inconscientes de siempre, sabido es.

-A esa mujer sí la hubiera salvado yo, más o menos viciosa. Pero fue todo tan rápido…

-Justo para evitar tentaciones similares. Las prohibiciones, los razonamientos, desanimaron y animaron por igual, acuérdate.

-Como sucede ahora con estos nuevos viciosos que no fuman pero sí consumen energía sin parar.

-Y el bienestar de la mayoría es sagrado.

-Sí, habrá que proceder cuanto antes. Pero hay una mujer en aquella marquesina…


José Ángel Ordiz Llaneza

miércoles, 23 de noviembre de 2011

— EL SALTO — POR RAÚL ORTIZ TORO

A propósito de las lluvias, que no piensan amainar sobre la Sabana de Bogotá, y tienen gran parte de ella inundada, me ha venido a la memoria el plurisecular llamado a Bochica, por parte de nuestros ancestros, para desaguar el mundo.

En el principio el Caos se deslizaba por entre las falanges de los dioses y no eran un ejército de sombras ni de muerte sino de ausencia de la luz primera. Copas rotas y vasos de cristal ya descompuestos en las fiestas de antiguas libaciones, que aún quedaban en las mantas de cristal que, unidas, formaron el tiempo por donde los dioses andan.

Bachué, recibiendo del maíz la semilla, formó en su vientre al Muyska y nacieron los hombres de pómulos, de quijadas y de ojos sin más alas que las del espíritu, que no vuelan como las aves de Chiminigagua que van repartiendo la luz según la indicación de la aurora pero que pueden seguir el curso de su vuelo allende los cerros que criaron los ríos y las laderas.

Los hijos del Maíz, obnubilados por el aroma de la carne, que no tenían idea de que existiera, permiten que prorrumpa la liberalidad del juicio. Se enfurecen los dioses idos a la lontananza del silencio y los venidos al control de la sublevación del espíritu. Huitaca ampara su inocencia en la justicia y deja ver el ardor de su entrepierna brindada al desfalco de una noche divina, horadada su humanidad superuránica por los trogloditas de siglos. Y ahora, que quiere compartir las mieles con los hijos del apenas descubierto deseo, Chibchacún, que no pudo robarle un beso, atenta furibundo con el agua a las costillas repartida a borbotones.

Mece el imberbe costado de sus axilas y crea olas donde las sementeras cumplían con el recién creado oficio de la labranza. Y las indias empiezan a parir hijos con algas y los hombres madrugan a sacudir sus escamas hasta que un coro de ayes, que reclama retaliación, saca de su escondite a Bochica, donde dormía el sueño de la indiferencia – como los verdaderos dioses –, en su árido tálamo de imaginación, viendo pasar ante sus ojos los macrosegundos, absorto en pensamientos seculares de cuando no sea eterno.

Camina quedo por entre los cerros y cuando consiente que ya es hora de pernoctar destapa el sifón del mundo rompiendo el cáliz que lo contiene y el crujir de rocas enfurece los abajos que inundados de gritos anegan los sueños de los de arriba.

Hasta que el mundo al revés…

rotoro30@colombia.com

martes, 22 de noviembre de 2011

— ASEPSIA MENTAL — POR ANA OBIS (ASPID)

Qué te jodan, pensó en voz alta mientras repasaba el correo diario.

Cada día me gusta menos la gente, decía mientras se levantaba y se desperezaba tranquilamente.

La alarma del móvil sonó indicándole que era la hora de irse.

La calle se presentaba como cada día, antipática y literariamente séptica, las letras se esparcían sin orden ni concierto descomponiendo palabras que anteriormente habían tenido algún tipo de significado. Signos ortográficos resbalaban por las macetas de los balcones e intentaban enraizarse en el negro asfalto. Un interrogante se plantó frente a ella y apenas se atrevió a formular su pregunta. Con las manos espantó una norma que arrastraba el aire y que a punto estuvo de saltarle un ojo.

Por fin llego a su destino.

Escupió de modo automático la lista de la compra que llevaba en mente: Dos de cuarto, tres de leche y magdalenas. Muchas gracias.

Salió de nuevo a la calle. Llovían exclamaciones y se amontonaban en las aceras. Una oración subordinada acompañada de un calificativo feo y grosero, intentaron atracarla en una esquina, tu puta madre, les gritó en silencio mientras se alejaba a toda prisa.

Subió las escaleras de su casa, abrió la bolsa de la compra y comprobó que no llevaba ni el pan, ni la leche y ni mucho menos y ni por asomo, las magdalenas. En su lugar había un cuaderno de rayas, una botella de agua mineral con el precinto roto y seiscientas pilas de botón que no se adaptaban a ninguno de los aparatos que tenía en posesión en ese momento.

Encendió el ordenador, vio de nuevo el correo, se reafirmó en su primera impresión, dudó un instante sobre si contestarle o no, desafiando la concordancia de principios y sapiencias que albergaba dentro de su experiencia sobre la comunicación lingüística y emocional.

Qué te jodan, volvió a decir en voz alta mientras acercaba las pilas ya metidas en un bol y aliñadas con sal, y distrajo su austero futuro con un programa televisivo, tan séptico literariamente hablando, como la calle que acababa de abandonar y que rezumaba idolatría hacia lo absurdo.


http://elespejo-aspid.blogspot.com/

lunes, 21 de noviembre de 2011

— ELLA — POR AMADOR MUÑOZ

Tiene los ojos verdes como la albahaca, como la marihuana. Pero su mirada no es felina, mira con ternura al mundo y el mundo se lo agradece con dulzura. Tiene una hermosa mirada de mirar y ser mirada. Su nariz, su boca, sus mejillas, toda su cara, no son sino la extensión natural y armónica de su mirada, como si hubiera sido esculpida por un escultor renacentista que hubiera detenido el tiempo en el brillo de sus ojos, en el hechizo de esa profundidad geométrica, oceánica y secular. Igual conduce un deportivo por la autopista que se deja acariciar por la brisa navegando por la bahía, siempre sin perder el mar como horizonte y la tierra como huerto fértil. Igual monta a caballo entre los pinos y los álamos que se empapa los tobillos chapoteando a compás de footing en la arena de la playa. En el fondo no es sino una potrilla jerezana. Igual la encuentras en la Opera que en un Yerma de Lorca. Igual en un partido de futbol de la selección española que en la última de José Tomás en la Maestranza. Igual descalza al compás de los yembés y los darbukas en la Caleta que de camiseta, zapatillas y vaqueros ante una buena conversación y un buen vino en el Gitano. Igual regala su último bolígrafo a unos niños mocosos de Asilah que miradas indiferentes en Montmartre a los bohemios de ocasión.

Su melena dorada azota al mundo de hermosura travestida de verdad, verdad en estado puro y libre, sin disfraces ni maquillajes, sin máscaras ni rimmeles. Pero ella recoge su pelo tras su nuca en un continuo intento de pasar desapercibida. Ella no anda, se desplaza, ella no habla, te acaricia con la voz y nunca se detiene sino a mirarte y a escucharte, porque queda siempre cerca su próxima estación, la de su corazón sin dueño, la de su mente lúcida y altiva, la de su vivir sin mapa previo, sin coranes ni torás, sin biblias ni libros rojos, sin más dogma que vivir, vivir por sobre todas las cosas, confesando que vive casi tanto como deja de vivir. A veces también le asalta una atávica tristeza salpicada de dudas y algún miedo y llora, llora y llora, porque ella también llora, pero esconde la cara entre sus manos mientras sus dedos enredan entre sus sienes. Ella no se permite llorar ante cualquiera, guarda para sí la agridulce sal que traen como resaca la espuma de los días y los silencios martilleantes de las noches. Ella es la alegría de la casa y de la calle y siempre regala sonrisas, atención y buen rollito.

Cómo no dejarla entrar en este corazón tan ajado y trabajado de ruidos y melancolías, tan transitado de idas y venidas, cómo no dejarla habitar entre el sol y el si bemol de mi piano, cómo no intentar siquiera retratarla con palabras quién sabe si sólo en un fallido intento por sublimar lo inasible, lo insondable, lo inquietante de saber que existe, tan cerquita del mar y tan lejos de mi pequeño mundo… ¡Cómo no sentirse, tal vez, probablemente, casi enamorado!


©Amador Muñoz: http://dorchymunoz.blogspot.com/

domingo, 20 de noviembre de 2011

— POR LAS HENDIJAS DEL TIEMPO — POR JORGE A. COLOMBO

por las hendijas del tiempo
donde se esconden al acecho
predadores, presas y poetas
ruge hoy inquietante viento
extraño, abrasador
y carro de tormentas
¿de qué pechos ignorados
de qué pulmones milenarios
parte esa suma de voces
débiles, postergadas, pequeñas
que al chocar con las fisuras del tiempo
producen pavor, temblores y tornados
espantan al predador, a las presas alertan
e inspiran a los poetas?
no es nuevo el viento
su edad acumula milenios
la misma que el cobarde
el valiente
y el traidor
pero hoy arrastra tempestades
desde las canteras de Odluvai
y de Laetoli
del África natal
con sus praderas germinales

la tormenta arrastra el aliento
del pintor de Altamira
los temores de Lucy y su pareja
el grito silencioso de los chicos de Tucumán
Formosa y Bangladesh
la rebelión de tantos marginados
el clamor de los rebeldes
y justos sacrificados
y el aliento final
de invadidos e invasores
que pisaron y pisan
los hoy diseminados
campos de Pangea
desde que diera el postrer grito
el último neandertal

¿cuánto viento hará falta
cuántas tormentas deberán pasar
por las hendijas del tiempo
-eternas y estrechas-
hasta que los vendavales
se tornen brisa
y héroes los poetas?


(Jorge A. Colombo, 2008)


sábado, 19 de noviembre de 2011

— DESARRAIGO — POR BEATRIZ TERESA BUSTOS

Intento acallar la liturgia de venas que estrena mi soledad.
Mis palabras, son ángeles ciegos
buscando sus alas en el caos del cuerpo.
Ordenar los huesos
para evitar el derrumbe.
Nombrarme para salvarme y descubrir que la voz,
es deslucida ave
inmolada en mis labios

Desarrancarme de golpe
la luz inmisericorde del recuerdo
que se propaga por los sentidos,
en su vano intento de urdir un paraíso
en la tiniebla del olvido.

Si el espejo nigromante no quiebra de la lágrima su cínico ritual
no podré reconocer a los fantasmas atrapados
en la inmensidad del instinto.
Exigen. Siempre lo hacen
enmascarados en un rincón de la mente.

Habitar l a desmemoria sin sentirme esclava
de su indescifrable abismo, para encontrarme
y navegar hacia la próxima aurora.

Mi piel es la única testigo, de los jirones que utilizo
para tapiar las grietas de las palabras nunca dichas.

Escribo confesos poemas con mis restos.
Míseras frases escribo.
¡Ay! Si pudiera quebrar el filamento de tinta
que burila la hoja blanca con su oscura impronta…
Estas palabras, ya no me liberan
de lo que el alma recuerda.

Necesito descubrirme en este deambular sobre las heridas,
hasta sentirlas rescatarlas de las sentencias.
Así, andar las últimas murallas de la noche
y descifrar su códigos secreto.

Dejar de rememorar y de escriturar sobre el cuerpo,
el rostro marchito de la rutina
con su insaciable hambruna.

Ser estallido la luz, que se trepa por muros de cenizas
del pasado y serle ofrenda a la vida.


Beatriz Teresa Bustos
(2400)San Francisco -Córdoba -Argentina
email- mixtura7@hotmail.com

viernes, 18 de noviembre de 2011

— COSTUMBRES — POR ELIDA VEGA

el hábito de la otra vereda
de la traducción de la máscara del disfraz

en qué entelequia
te hiciste
con el rostro ajeno
la distancia el libro y las palabras…

y no cejas
en atrapar lo que queda del cobijo
de tu infancia…

insistes
en predicar
en enajenarte en un lenguaje que te ampare…

te sublevas
a través del dibujo del ombú
................................................trepando
tu cuerpo pequeño

te quedaste
lejos
alegando el beneficio de agigantar
la mirada
que te espere
como reaseguro del abrazo que no llega…


http://noraquestaba.blogspot.com

jueves, 17 de noviembre de 2011

— UNA PARTE DE MÍ OCULTA — POR ROSAURA MESTIZO MAYORGA

Un océano de palabras mudas
recupera un rostro

Una parte de mí abyecta
desnuda campanas volubles
palabras de ofrenda
humo de un instante

Una parte de mí Invisible
concibe herejías
en aliento profano
sin sueños eternos

Esa parte de mí
guarda silencios
flota en los nervios
de esa parte en mi
que usted no percibe.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

— AUTÓNOMOS DE AMOR… — POR GREGORIO GARCÍA GARCÍA (FLECOS)

Autónomo de amor iluminado
disfrutaba al mirarme en el espejo,
yo me daba al placer sin más complejo
recordando su amor apasionado,

cuando ella con su cuerpo acalorado
demostró arte sexual en su festejo,
siendo ajenos de gustos hoy me quejo
de hacer el amor cada uno en su lado,

la abrace muy de prisa y de repente
fusionamos suspiros que al momento
de este acto todo fue mucho y caliente,

alcanzando el gran fin del rico evento,
cuando se hace el amor tan locamente
autónomos no es siempre un buen invento.